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domenica, maggio 07, 2006

Premios y castigos



Querido Diario: Mientras me morfo unas pastitas a la scarparo y escucho unos temitas de Celentano, medito sobre las cosas que me andan pasando. Y es que esto de ser un líder indiscutido de toda una comunidad tan grosa como la católica, no es joda viejo, no, por eso hay que saber premiar y castigar para mantener un equilibrio carajo mierda, porque la pipol de hoy en día anda con la zabiola en cualquier parte.



Querido Diario: Mientras me morfo unas pastitas a la scarparo y escucho unos temitas de Celentano, medito sobre las cosas que me andan pasando. Y es que esto de ser un líder indiscutido de toda una comunidad tan grosa como la católica, no es joda viejo, no, por eso hay que saber premiar y castigar para mantener un equilibrio carajo mierda, porque la pipol de hoy en día anda con la zabiola en cualquier parte.

Premios y castigos carajo así funciona este hispa, ma que digo hispa, mundo que tanto. Por eso los cara de moneda no tienen derecho al pataleo ahora, ya habían sido advertidos en reiteradas ocasiones, así que ahora no me vengan con Giuseppe Ma Yinglin ni con Giuseppe Liu Xinhong, que lo único que me falta ahora es tener obispos con nombre de medicamentos. Así que y como dice la canción: "Obispo sin que el Bene tenga gana, late sententiae le bajan la persiana".

Así que ahora, a llorar a la iglesia (cuak! jejeje), yo les voy a enseñar a estos cabeza dura, es como con el tema de los palitos, los tipos morfan con palitos, cocinan con palitos, cazan moscas con palitos, pero cuando en el campo tienen que juntar heno. ¿usan palitos? No, usan un tridente, un tenedor, así que al Bene no le van a mojar la oreja y se la van a llevar de arriba no, o morfan con tenedor como Dios manda, o juntan heno con palitos o me piden permiso para ordenar obispos, que todo no se puede en la vida mierda carajo.



Así que, y mientras saco de mi lista de agraciados al Chino Volpato, al Chino Benítez y al Chino Rios, me dediqué a darme el gusto de estar con estas maravillas de seres humanos, estos jovenes que rebozan de energía y vitalidad, que son altos y buenos mozos, que son fieles al señor y tienen toda la vida por delante, mis chicos de la guardia suiza.

Los agasajé, los confesé y perdoné (je, son unos pillos!), les di de morfar y les dediqué una misa por quinientos años de felicidad, ellos me cuidan y yo me dejo envolver por el abrazo firme de su protección, me dejo hacer con ellos como con nadie, es que el Bene sabe reconocer la buena mercadería del corral inmundo que es este planeta, y de ahí los sacamos a ellos, mis queridos, ¡no me digan si no son para comérselos!. Aunque a veces me hacen rabiar y, como el de acá abajo, no me quieren comulgar y los tengo que cagar a pedos delante de todos.



Bueno y ahora el Bene se toma el conterroso que tengo mil cosas que hacer, entre las cuales está comunicarme con la iglesia colombiana para que excomulgue a los bomberos estrippers, yo les voy a dar a estos negros de mierda, ¡si por lo menos fueran al gimnasio!

Es Palabra de Benedicto XVI



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