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mercoledì, ottobre 12, 2005

Relax



Querido Diario: Luego de mis eternos enojos y mis incansables intentos por hacer de éste, mi papado, algo definitivo para toda la gran familia cristiana, hay veces que, incluso un peregrino incansable como el Bene se toma un relax.
Entonces, prendo mi incienso favorito, cambio la luz eléctrica por la cálida luz de las velas, me hago preparar algunas exquisiteces (unos morroncitos con alcahuciles crudos macerados con limón y champignones, y un poco de cous cous, con dátiles, ciruelas, nueces, anchoas y albahaca) saco el mejor cosecha tardía que encuentre en la bodega, pongo música selecta para favorecer el embrujo del vino y los alimentos y me siento en mi sillón de cuero a, solamente, gozar el momento y ordenar ideas y recuerdos.



Querido Diario: Luego de mis eternos enojos y mis incansables intentos por hacer de éste, mi papado, algo definitivo para toda la gran familia cristiana, hay veces que, incluso un peregrino incansable como el Bene se toma un relax.
Entonces, prendo mi incienso favorito, cambio la luz eléctrica por la cálida luz de las velas, me hago preparar algunas exquisiteces (unos morroncitos con alcahuciles crudos macerados con limón y champignones, y un poco de cous cous, con dátiles, ciruelas, nueces, anchoas y albahaca) saco el mejor cosecha tardía que encuentre en la bodega, pongo música selecta para favorecer el embrujo del vino y los alimentos y me siento en mi sillón de cuero a, solamente, gozar el momento y ordenar ideas y recuerdos.

Comparo a la cocina con el lenguaje: como éste, posee vocablos (los productos, los ingredientes) que se organizan según reglas gramaticales (las recetas, que dan sentido a los ingredientes transformándolos en platos), sintácticas (los menúes, osea, el orden de los platos) y retóricas (los comportamientos sociales). Esta analogía no funciona solo sobre el plano técnico estructural, sino también para los valores simbólicos que llevan adelante ambos sistemas. Como el lenguaje la cocina es un excelente vehículo de comunicación, es por eso que disfruto tanto estos momentos, y cuando tengo un invitado (como tuve hoy) los disfruto el doble.

Hoy compartí mi relax con un amigo de la vida, de esos que no se encuentran fácilmente, y , para él, que me miraba con ojos encendidos a lo capitán Kirk, también fue un momento muy especial.
Mi invitado fue William Shatner, una persona sencillamente maravillosa, no porque fue el capitán Kirk en esa serie pedorra de navecitas, no, William es un espíritu creativo incansable además de un devoto católico y un extraordinario amigo.

William vino a verme porque grabó un disco y me lo quería regalar y escuchar conmigo, y que yo le diera mi bendición. Si, un disco que aún ahora, mientras escribo estas lineas, sigo oyendo como hipnotizado, una obra maravillosa llena de matices diferentes. Un disco exquisito en este mundo lleno de Shakiras, Pumas Rodriguez y Kenny G´s. A William le da verguenza presentarlo y por eso recurre a su amigo el Bene, en busca de consejo.
Le dije "quedate piola William, dejalo en mis manos". Y si, es que nosotros, que formamos esta gran familia cristiana vamos a saber apreciarlo y recomendarlo.



Y ahora me voy yendo no sin antes dejarles la canción You´ll have time que me encargó William que les deje para que escuchen. Me voy al son de esta música maravillosa y degustando este vinardo exquisito, despacito a ponerme mi camisón, lavarme los dientes, rezar mis oraciones (por ustedes rezo también sonsos) y después a torrar porque mañana, mañana será otro día.

Es Palabra de Benedicto XVI



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