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sabato, gennaio 07, 2006

Los reyes son los padres, pero no los curas.

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Querido diario: Durante muchos años de mi vida tuve la suerte de levantarme en las mañanas de los seis de Enero y encontrar mi pastito comido mi agua bebida y muchos regalitos a los cuales luego les sacaba provecho durante semanas. Mi felicidad era plena, fue una época dorada. Luego con el correr de los tiempos y muy a pesar de las cantidades de agua o pasto, heno o radicheta que juntara y dejara al lado de mis zapatos, esos regalos comenzaron a desaparecer. Fue en ese momento en el que me di cuenta de algo que era inconcebible para mi hasta ese momento, los reyes estaban enojados conmigo y habían decidido ignorarme.
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Querido diario: Durante muchos años de mi vida tuve la suerte de levantarme en las mañanas de los seis de Enero y encontrar mi pastito comido mi agua bebida y muchos regalitos a los cuales luego les sacaba provecho durante semanas. Mi felicidad era plena, fue una época dorada.



Luego, con el correr de los tiempos y muy a pesar de las cantidades de agua o pasto, heno o radicheta que juntara y dejara al lado de mis zapatos, esos regalos comenzaron a desaparecer. Fue en ese momento en el que me di cuenta de algo que era inconcebible para mí hasta ese momento, los reyes estaban enojados conmigo y habían decidido ignorarme. Durante mucho tiempo me acechó esa sensación, el Bene andaba como loco los cinco de Enero juntando litros y litros de agua, cada año les preparaba mayor cantidad, quería que mi oferta fuese irresistible para ellos y sus camellitos, pero me levantaba los seis y encontraba las cosas como las había dejado, y por supuesto, ni un solo regalo carajo mierda.



Noches en vela me hicieron pasar como un pan de cuarta, escondido debajo de una mesa, mirando ese cubo de heno y esos baldes de agua fresca y esperando que por la cerradura de la puerta pasaran los reyes con sus camellos y me hicieran feliz. Claro, acá nos detenemos un rato y consultamos eso que a ustedes les falta y que a mi me sobra llamado "cerebro" y preguntamos, ¿como mierda se supone que un camello pueda pasar por una cerradura? Pero bueno, digamos que: "era joven y necesitaba el juguete". Años más tarde el Bene estaba seguro de que el complot de los reyes magos conmigo era un castigo del señor por algo que había hecho cuando niño, entonces decidí pagar mis deudas con El, y así me ordené sacerdote.



Pasaron los años en las diferentes iglesias y cada seis me pasaba lo mismo, me dejaban de garpe con catering incluído.
El Bene pensaba, ¿hasta cuándo me va a hacer pagar El señor? Entonces pensé que si escalaba en la iglesia lo suficiente llegaría el día en el que sería finalmente perdonado y compensado con la gloria divina y millones de regalos, pero no fue así.




Hasta hoy, mi primer año como Papa, preparé el agua, preparé la paja más jugosa, los acomodé en platos de oro, los puse al lado de mis zapatos, y me fuí a dormir, cuando me levanté econtré todo igual, ni noticias de los putos reyes magos, al entrar a la sala de desayunos Camilo Ruini me regaló un cortapapeles de oro y me dijo "felices reyes Bene". Al ver mi sorpresa tuvimos una conversación muy seria donde me enteré cómo funcionaban los engranajes de los reyes magos. Ya me parecía raro, tanto acarrear agua tanto acarrear agua, ¡si en su puta vida toman agua los camellos!

Bueno ahora los dejos que tengo que hablar con gente de Israel para darle su último adios a Sharon (que no es Stone).

Es Palabra de Benedicto XVI



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