El tiempo pasa

Querido diario: En el estadío amargo de la soledad más negra, que es la que arrulla a las almas tristes y oscurece las noches hasta hacer temblar a los pobres pecadores, en la caída de los días que al igual que la caída de las hojas, nos sorprenden un día, inútiles para cosas que hasta ayer eran parte de nuestra rutina que nos salían de memoria, voy entrando en razón y dándome cuenta de que mi peor pesadilla, esa que a veces me sorprendía mientras jugaba despreocupado al aro como un adolescente más en las calles de Traunstein, se está haciendo realidad: estoy envejeciendo irremediablemente.

Querido diario: En el estadío amargo de la soledad más negra, que es la que arrulla a las almas tristes y ennegrece las noches hasta hacer temblar a los pobres pecadores, en la caída de los días que al igual que la caída de las hojas, nos sorprenden un día, inútiles para cosas que hasta ayer eran parte de nuestra rutina que nos salían de memoria, voy entrando en razón y dándome cuenta de que mi peor pesadilla, esa que a veces me sorprendía mientras jugaba despreocupado al aro como un adolescente más en las calles de Traunstein, se está haciendo realidad: estoy envejeciendo irremediablemente.

Siempre quise ser sacerdote, o por lo menos siempre supe que lo sería algún día. Nací un 16 de abril del año 1927, un gran año, cuando yo nacía por ejemplo, con el propósito de elevar la calidad cultural y técnica en la realización profesional de películas, se fundaba la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, ¡Ah el tan deseado Oscar! y para completarla se estrenaba la primera película sonora de la historia "El cantante de Jazz", segurmante ustedes que son jóvenes e ignorantes ni siquiera la conocen, pero les aseguro que fue muy emocionante en su momento, no como las películas de porquería estilo Harry Potter que hay ahora.

Ese mismo año, el hombre cumplía varias hazañas, el primer vuelo trasatlántico desde Nueva York hasta París. La mayor proeza en la historia de la aviación hasta ese entonces concluyó en el campo de aviación de Le Bourget cuando el capitán Charles A. Lindbergh, aterrizaba el Espíritu de San Louis ante un fulgor de luces rojas y enormes reflectores que le servían de guía; se hizo la primera transmisión de imágenes por telégrafo entre Berlín y Viena, la primera llamada telefónica trasatlántica de Nueva York a Londres y la primera comunicación telegráfica con la Antártida, entre Ushuaia y la Base Orcadas.

Si, 1927 trajo grandes cosas a este mundo, no solo al Bene, pero también se llevó magia, en septiembre moría Isadora Duncan en un accidente automovilístico inexplicable, también moría en París el escritor argentino Ricardo Güiraldes.
Se produjeron noticias de todo tipo: se hundió el trasatlántico italiano "Principessa Mafalda" en las costas de Brasil y se bautizó al barco Cap Arcona de Blohm & Voss, en Hamburgo. Se vendió el primer Ford A, nació el futbolista Walter Gómez, Corin Tellado, Roger Moore (si, 007 tiene la edad del Bene) y Rafael Sánchez Ferlosio, un escritor español.

Se produjo la fundación de los Carabineros de Chile por el presidente Carlos Ibáñez del Campo, el primer desembarco de tropas británicas en Shanghai y Albania movió sus tropas por un posible ataque de Yugoslavia. Como ven pasaron muchísimas cosas el año en el que el Bene venía a este mundo. Mi padre era comisario de la gendarmería, un tipo duro si los podía haber, nos crió con firmeza alemana y siempre nos inculcó el culto a lo sagrado. Cuando en 1951 me ordenaban sacerdote, el Bene veía que el sueño por el cual luchó estóicamente podría verse transformado en realidad: ser el Papa más joven y pintón de la historia.

Y aquí me ven, debatiéndome en el otoño de mis despojos, si hoy me miro en el espejo y no reconozco al viejo que vive conmigo, ¿dónde quedó ese hombre ágil? ¿dónde quedaron mis sueños de Papa hermoso? La vejez es algo terrible, es algo que nunca podré entender de Dios, ¿por qué nos hace esto? Muchas noches, cuando observo desnudo mi cuerpo frente al espejo, tapo mis ojos con mis manos y lloro, no puedo soportar contemplar lo que queda de mi, es una sensación que produce amargura y no hay techo de oro que pueda consolarla. El Bene está hecho mierda, es un viejo feo y arrugado, con problemas de salud, a saber: Intestino perezoso, aumento del tamaño de la glándula prostática, gastritis crónica y un aliento digno de un diplodocus.

Todo esto me recuerda cada día de mi vida quién soy y en que condiciones estoy, si hasta cuando voy al médico me toca la parte de "enfermedades de la edad". Y todavía hay algunos pelandrunes que me rompen las pelotas con que sea un "Papa activo como Karol", claro, si así terminó el pobre tipo, doblado como una botella de vidrio mal soplada, una especie de Stephen Hawking luego de la lobotomía, y al Bene lo quieren ver igual ¿no? Je, hoy les digo recontraguachos, ¡no les voy a dar el gusto carajo mierda!